Nuestro grupo disfrutó de la fiesta desde las doce de la mañana, esa hora fue a la que quedamos para marchar dirección a la espumosa, allí ya se encontraban un gran número de sevillistas, desde el momento que apareció el coche en la calle del bar, hasta que volvimos no paramos de cantar, ha sido una experiencia fantástica, teníamos unas ganas tremendas de sentir como se siente cantar un gol en territorio comanche, pero gracias a nuestro mister nos quedamos con las ganas, jajaajaj.
De la espumosa nos fuimos en dirección a viapol, allí nos dieron las entradas y nos registraron de arriba, abajo, una vez dentro del cordón y empezamos a caminar hasta la pocilga no paramos de cantar, fué un palizón desde luego, pero sarna con gusto no pica.
El lío se formo al entrar ya que nos acumulamos demasiados para entrar dentro y la policía nos hechaba hacía atrás, pero era imposible moverse, eramos demasiados. Lo verdaderamente emocionante fué entrar dentro y ver como eramos el centro de atención de las criaturitas de la palmera.
Yo esperaba con gran expectación el tifo que hiban a montar, pero me llevé una decepción, eso también lo hace mi hermana y mejor jajajajajaj, pobrecitos que malo son, también cabe destacar que se nos escuchaban más a 1000 sevillistas que a 40000 béticos, siempre con sus mismo cantes, joder y no se cansan de cantar siempre lo mismo con el coraje que me da a mi ya escuchar el lolololo vamos mi Sevilla vamos campéon.
Desde aquí animo a todos a que para el año que viene (o este depende del capricho de la bola en la Copa del Rey), os animeis que hay que hacer fuerza como la hicimos y seguir a nuestros colores por donde vayan, aquí no existe la crisis existe la amistad y la entrega por nuestro Sevilla.
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