miércoles, 4 de marzo de 2009
Esto es lo que siente todo el sevillismo¡¡¡¡¡¡¡¡
El Gran Equipo del Sur de España ha sido humillado, machacado y goleado en Bilbao ante un equipo que, jugador por jugador, no tendrían sitio en el equipo de Nervión. El Athletic Club de Bilbao con don Joaquín Caparrós Camino como director de orquesta nos ha dado un tremendo baño de fútbol, táctica, ganas, planteamiento e ideas desde el minuto uno hasta el pitido final, y el principal culpable para nosotros es indudablemente Manuel Jiménez Jiménez.
Fenerbahçe, Sampdoria, Bilbao… ¿cuántos partidos importantes y con rivales tremendamente inferiores tiene que destrozar este hombre? Sí, ya sabemos que estando ahí en el banquillo sirve para que los pitos de la grada vayan ahí abajo y no al palco, pero todo tiene un límite. Este hombre llevando a cabo la sencilla fórmula de poner una defensa ordenadita y que Kanouté-Navas nos resuelvan un partido fruto de su calidad mundial ha hecho que el Sevilla Fútbol Club tenga un buen número de puntos en la liga. Vamos, que no es ningún misterio, no es la fórmula de la Coca-Cola ni las coordenadas espaciales de la ubicación de vida en la galaxia. Es simplemente poner sobre el césped unos jugadores que forman la segunda mejor plantilla de la liga con la proclama de que no nos metan goles y que, como escuché el otro día, que Kanouté o Luis Fabiano transformen un Sony Bravia en un gol.
Esa sencilla fórmula al menos da puntos y nos gana eliminatorias de vez en cuando. Quizá hoy hubiese estado bien. No obstante, el crack que tenemos en los banquillos siempre tiene un as en la manga en los partidos más importantes. ¿Perotti? ¿para qué llevar a Bilbao al jugador que con su garra, regates e imaginación se ha ganado la grada en dos partidos? ¿Duscher? ¿para qué alinear al único jugador con carácter y que hace nuestro centro del campo consistente? ¿Acosta? Bah, ¡si el partido en la ida fue casualidad! En este partido había que centrarse en el gran Llorente, que es una especie de Van Basten mejorado, y cambiar toda nuestra dinámica de juego a su alrededor. Fazio y David Prieto, dos marcadores con experiencia y contrastados, cerrarían la defensa sin problema. Con eso y Kanouté bajando pases desde sesenta metro y todos en Valencia, ¿no? Pues no. El Athletic de Bilbao ya nos había dado la primera en la frente en el minuto uno, ¡en el minuto uno, un mísero minuto nos duró la ventaja! Y no sólo eso, sino que esos jugadores de clase media-baja nos metieron dos más antes de la media hora de partido. David Prieto hizo una tesis doctoral de cómo marcar a un tio que te saca diez centímetros por detrás, y el killer Torquero, que llevaba la impresionante cifra de cero goles en el campeonato nacional de liga, nos marca en una posición que estaba solo como la una.
Ni el vasco más optimista se imaginaba una situación así. Con un 3-0 en el minuto 30 poco se podía hacer. Hay que preparar una eliminatoria rematadamente mal y con pocas ideas para tener semejante panorama ante, nada más y nada menos, todo un Athletic de Bilbao. Ni Castro Santos, ni Miera, ni Toni. Hacer las cosas peor es imposible.
Después de la ridícula primera mitad, tampoco se puso en aprietos al Bilbao en ningún momento. Es una lástima que el balón no fuese de metal y los zapatos de Kanouté tuviese imanes como tacos, ya que así los patadones de Mosquera desde la defensa habrían llegado con más precisión. Que hayamos sido incapaces de meter un gol cuando la vida nos iba en ello teniendo en cuenta que Navas, Kanouté y Luis Fabiano estaban en el campo, habla de la capacidad de reacción desde el banquillo.
Qué triste es pensar que hace apenas dos años íbamos a White Heart Line o Mónaco y rivales de primer nivel salían escaldados, y que ahora un Bilbao de la vida no nos gane, sino que nos humille en grado sumo.
Lo mejor que nos podría pasar es que Manuel Jiménez se vaya. Sí, que sí, que no seáis pesados, que ya sé la cantinela de “¿quién va a venir ahora?” o “para lo que queda, Laudrup no lo haría mejor”. Mirad, pagamos muchos cientos de euros por un abono de un equipo que cuenta con unos auténticos jugadorazos como para soportar en el banquillo a un técnico que por su obra y gracia nos hemos quedado fuera de grandes competiciones. Que nadie diga que un entrenador con mínimas ideas no sería capaz de poner la alineación base de Jiménez y que el equipo esperase a que Kanouté baje un balón del cielo para marcar. Por favor, cuanto antes venga alguien, más tiempo habrá para poder reconstruir al Sevilla Fútbol Club que daba lecciones de alta escuela en los terrenos de juego de media Europa. Minuto con Jiménez de entrenador, minuto que nuestro fútbol se vulgariza. Es muy sevillista y le apreciamos por ese sentimiento, pero lleva demasiados suspensos consecutivos.
Del Nido, Juande no está en el banquillo
Mira, presidente, don Juan de la Cruz Ramos Cano no está en el banquillo. Antes podías decir que “Pá Sevilla Va” o que “David iba a ganar a Goliat” porque en el banquillo teníamos al mejor técnico del mundo, quien transformó nuestra trayectoria de perdedores en la del mejor equipo del mundo. Juande remontaba al FC Barcelona con un jugador menos y le daba un baño, iba a Madrid y le metía cinco en la disputa de un título o ganaba cuanta eliminatoria tuviese por delante. Jiménez no. Más bien, Jiménez es su antítesis. Si Juande hacía fácil lo difícil, Jiménez hace difícil lo sencillísimo.
Ya que en el club se habla mucho de récords, ¿a que no saben quien lleva ganados 30 puntos consecutivos en liga?
Al final, no nos hemos comido el león de melena a rabo, sino que le hemos comido enterito el…. bueno, lo que todos sabemos.
Todo esto se habría evitado si después de la eliminatoria ante el Fenerbahçe, Manuel Jiménez hubiese escuchado: "Go home, esto te queda muy grande".
Fuente: Sevillagrande.com
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