sábado, 15 de marzo de 2008

Esas mañanas de Domingo de Ramos.

Quien no ha andado por la mañana un Domingo de Ramos por esas calles estrechitas, donde el embrujo de nuestra ciudad (Sevilla que a nadie se le olvide), nos embriaga a cada paso que damos, a cada naranjo que vemos con el azahar reluciente, a esas personas mayores que ya no aguantan grandes caminatas pero que ese día se les pasa todo, andan y andan de iglesia en iglesia y vacilan con su chaqueta llena de alfileres de Hermandades.

Quien no ha pasado un mediodía viendo a la Paz por el Postigo o la salida del Despojado, o por un casual no se ha cruzado a la Cena en Santa Catalina, a dejado las Amarguras del año en la Plaza de San Juan de la Palma y ha visto como las Estrellas se han ido escapando por Triana. El Amor que tengo por esta ciudad sale otra vez este año del Salvador y la Borriquita, la Hiniesta y San Roque, son especiales por la Plaza del Duque, el pumarejo y Capuchino, esta Semana Santa es especial y cómo tal tenemos que vivirla, el que quiera que se valla pero yo seguiré penitente en esta ciudad que en primavera me llena de orgullo y alegría.




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