Hoy volviendo del trabajo he pasado por la ciudad deportiva de nuestro Sevilla, viendo cientos de coches y una decena de autobuses, madre mía que orgullo ver que mi equipo recoja a tantos y tantos niños bajo un mismo escudo y un mismo color. Que ejemplo más grande el visitar colegios para que entiendan que la educación y el deporte van de la mano.
Las caras de los críos reflejaban la alegría y la inocencia que llevaban en sus equipaciones blanca y rojas. Días como hoy soy orgulloso más que nunca de ser sevillista.
1 comentario:
pues si amigo, lo que hace el Sevilla todos los años con los niños no tiene precio, es de chapó aunque nadie lo reconozca
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